El Celta se planta con 21 puntos y en mitad de la tabla tras vencer al Mallorca (2-0) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

El Celta supera los 20 puntos tras vencer a un gran Mallorca gracias al halo de seguridad creado por el estadio. A mitad del partido, el estadio alcanzó un estado trascendental. El Celta se siente protegido y se atreve. Siente que el ruido de las gradas son argumentos contra los que ni siquiera la mala suerte puede. Ayer superaron al Mallorca en uno de esos partidos que cimentan una temporada plácida. Tenían que ganar y ganaron. Además, ante un rival más que apreciable que pide mucho. Pero en casa, este equipo es capaz de darlo todo.

Claudio Giráldez, entrenador celeste, quiere aprovechar al límite esa cúpula de poder que genera Balaídos.

La ha alimentado con resoluciones valientes, como la de sentar a Iago Aspas y meter en el once al jugador del filial Fer López. Fue una enorme variación de una apuesta inicial, como por otra parte, esperada. Más allá de los pecados cometidos lejos de Vigo, el equipo debe mantener la fe. Y entre las razones de su religión está la capacidad de sorpresa.

Este Mallorca cuenta con la responsabilidad y la utilidad de su entrenador, Jagoba Arrasate. Un entrenador más que apreciable. Su primera mitad de temporada ha sido increíble, basada en una riqueza táctica más que valiosa y en un puñado de jugadores de calidad. En el caso del equipo balear, el desafío de anoche llegaba tras una doble jornada liguera previa, por lo que los acontecimientos habituales comenzaron en el banquillo. Cierta virtud, sin duda, pero la verdadera fortaleza de los mallorquinistas es el bloque.

No hubo un dominador claro en los primeros 45 minutos. Ambos equipos no renunciaron al balón ni al protagonismo. Dos propuestas que hay que valorar y que fueron neutralizadas, sin ocasiones pero sin producir sopor a los que presenciaron el duelo. Hasta el momento en el que el Celta logró golpear. Fue tras una recuperación muy alta de Fran Beltrán, que precedió a una rápida circulación al borde del área rival que acabó en los pies de Hugo Álvarez. El canterano, con la defensa descolocada, intentó un rápido derechazo y el balón tomó una trayectoria imperiosa y se coló en la portería tras golpear en el poste.

El Mallorca no sintió, con razón, que había hecho menos que el Celta para adelantarse en el marcador. Tampoco sintió el Celta que su ventaja fuera injusta. Ambos se dedicaron a seguir jugando, con combinaciones de alto nivel cuando conseguían encadenar dos o tres pases seguidos, tarea nada fácil dada la activación defensiva de todos los jugadores presentes en el campo.

Con un juego equilibrado, el fútbol tiene el as en la manga de las jugadas a balón parado. Y el Mallorca tiene en su completo dossier de virtudes algunos grandes centradores y algunos acertados rematadores. Vicente Guaita tuvo que lucirse en dos acciones de este tipo para evitar el gol del empate. Era el tramo final de la primera parte, que se complicó para los locales con la lesión de Fer López, sustituyéndole Iago Aspas. Fueron los peores minutos del partido para los locales en cuanto a no supervisar la situación y sentir que el empate estaba cerca, pero salieron vivos. Y eso es mucho en un partido en el que las ocasiones no fueron tantas.

Tocaba afrontar la segunda parte con la esperanza de que ese balance de virtudes defensivas disminuyera con el paso de los minutos. Poco a poco, el Mallorca dobló su apuesta, adelantando líneas y ajustando el equipo con la salida de jugadores importantes como Muriqi o Mojica. Con más espacios en campo contrario, Claudio apostó por el atrevimiento de Alfon y la ágil aceleración de Douvikas.

El partido continuó sin alegrías ofensivas en cuanto a ocasiones de gol. Pero sí es cierto que el Mallorca parecía acercarse más a la portería a medida que se acercaba al área céltica, muy bien custodiada por un imperial Starfelt.

A punto estuvo el Celta de sufrir con la alta presión balear en el momento en que un balón en profundidad a Douvikas fue palmeado por Raillo. El árbitro no vio la mano, pero el videoarbitraje quiso que el colegiado considerase si era opción clara de gol y merecía la expulsión. De Burgos Bengoetxea cabeceó a sugerencia de sus compañeros y el Mallorca perdió un hombre.

Era el momento. Del control había que pasar al daño. Y ahí apareció Iago Aspas. Fue fundamental para abrir el juego a los laterales con su visión táctica. En una de ellas, Mingueza centró, Douvikas provocó un rechace en corto de la defensa y el mostoleño remató con violencia el gol de la victoria. El Celta suma tres puntos y supera los 20 antes del ecuador de la temporada. La calma viene de la fe. Y Balaídos es fiel.